Consumismo: su impacto en las ciudades y cómo reducirlo


El consumismo es la tendencia, a nivel global, de adquirir bienes y servicios en cantidades que superan las necesidades básicas de las personas. Esto provoca la acumulación innecesaria de objetos materiales, promueve la desigualdad social y perjudica al ambiente. Para evitar estas consecuencias negativas debemos aspirar a ser ciudadanos inteligentes.
Un smart citizen es aquel que satisface sus necesidades de una forma más sencilla, racional, económica y, sobre todo, verde. Las ciudades crecen a un ritmo muy acelerado y por ello es primordial tomar acciones de consumo responsable, que nos permitan vivir bien mientras cuidamos el planeta.
Todos necesitamos de los recursos naturales que la Tierra nos ofrece. Sin embargo, deben alcanzar para atender las demandas de millones de personas. De acuerdo con el Banco Mundial, para 2045 la población urbana se habrá incrementado 1,5 veces. En ese entonces, las urbes alcanzarán los 6.000 millones de habitantes. Por eso es fundamental que tomemos medidas desde ya.
Cómo el consumismo pone en riesgo la sostenibilidad
Existen muchas áreas de la vida urbana donde el consumismo está provocando un impacto negativo. Estas son las principales problemáticas que frenan el desarrollo sostenible de las ciudades:
Gestión de basuras y rellenos sanitarios
Los hábitos de consumo actuales provocan una gran cantidad de desperdicios. Por ejemplo:
- Alimentos y productos de limpieza en envases o botes no biodegradables o con una degradación muy lenta.
- Producción y compra excesiva de indumentaria. Anualmente, solo en España se descartan 800.000 toneladas de ropa. El sector textil es responsable, a nivel mundial, de la emisión de 1,2 billones de toneladas de dióxido de carbono.
- Juguetes, adornos y otros productos fabricados en plástico de mala calidad, que se rompe y es rápidamente reemplazado, generando una montaña de desperdicios. El consumismo lleva a la fabricación y venta masiva de estos bienes a precios muy económicos.
Posible escasez de agua
El agua dulce es esencial para la supervivencia humana. Sin embargo, se trata de un recurso cada vez más escaso. No solo se desperdicia en el consumo diario de los hogares y todo tipo de entidades. Además, la mala gestión del recurso hídrico ha provocado graves casos de contaminación. Por ejemplo, con el vertido de aguas residuales sin tratar en ríos, lagos y mares.
Consumo irresponsable de energía eléctrica
Las ciudades solo ocupan un 3% de la superficie total del planeta; sin embargo, consumen el 67% de la energía disponible a nivel mundial (The Conversation, 2021). En especial, en las grandes urbes se hace un uso desmedido de la energía eléctrica.
El consumismo ha hecho proliferar hogares equipados con cada vez más electrodomésticos y dispositivos electrónicos poco eficientes. Al consumo energético residencial, se suman el comercial y el institucional, a través de sistemas de climatización, iluminación e incluso, alumbrado público.
Uso de combustibles fósiles en la industria y el transporte
Las grandes áreas metropolitanas tienen un importante número de vehículos. La mayoría de ellos utilizan combustibles fósiles, que reducen la calidad del aire y contaminan el ambiente. A su vez, los parques industriales y fábricas consumen estos hidrocarburos en sus procesos productivos.
Por otro lado, muchos elementos de uso diario como los cosméticos, los productos de caucho y látex y los artículos plásticos, se elaboran con derivados de petróleo. El consumismo se extiende, así, a casi todas las áreas de la vida.
Sin embargo, algunas empresas como Iberdrola están promoviendo el uso de energías verdes, no contaminantes y renovables. Uno de los aportes más importantes de esta multinacional está en el campo de la movilidad eléctrica. Su compromiso es instalar, en los próximos 3 años, 150 mil puntos de recarga para coches eléctricos en toda España, siendo este un impulso sin precedentes a la movilidad sostenible.
Estrategias para ayudar a frenar el consumismo


Cada uno de nosotros puede hacer algo para reducir su propia huella ambiental. Aunque llevemos a cabo prácticas individuales, éstas generan un efecto positivo a nivel comunitario. Estas son algunas acciones sencillas que puedes incluir en tu rutina para frenar el consumismo:
Apoyar los mercados de segunda mano
La sociedad de consumo está muy influenciada por la publicidad, que constantemente nos invita a comprar productos nuevos. Sin embargo, muchas de las cosas que utilizas a diario, puedes comprarlas de segunda mano. Además de pagar un precio mucho más bajo, podrían ser de mejor calidad. Por ejemplo, muebles de madera, vajilla de porcelana o abrigos tejidos a mano.
La moda es uno de los sectores que más ha crecido en torno al mercado de productos usados, para detener el consumismo. La ropa vintage no solo ofrece una excelente confección, sino también telas difíciles de conseguir y diseños exclusivos. Por si fuera poco, comprar ropa de segunda mano significa hacer un enorme aporte al planeta. Tal vez no lo sabías, pero tan solo para producir un vaquero se necesitan unos 3.000 litros de agua.
Evitar el desperdicio de alimentos
De acuerdo con el último reporte de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (2021), tan solo en 1 año se desperdiciaron más de 930 millones de toneladas de alimentos en el mundo. Esta cifra nos da una idea de cuánta comida tiramos todos los días. Sin importar cómo sea tu dieta, puedes tomar muchísimas pequeñas acciones para reducir el desperdicio de alimentos en tu hogar. Lo mejor de todo, es que también estarás cuidando tu bolsillo.
- Prepara únicamente las porciones de comida que vayas a consumir.
- Congela las sobras para consumirlas otro día.
- Aprende a aprovechar las partes de los alimentos que se suelen tirar, como las cáscaras y tallos. En muchos casos, son comestibles y están repletas de nutrientes.
- Evita comprar una gran cantidad de productos perecederos y revisa su fecha de caducidad. Una parte podría vencerse antes de que llegaras a consumirla.
Eliminar el uso de bolsas de plástico
Son de los objetos más contaminantes que existen. Por lo general tienen un solo uso, pero tardan años en degradarse. Acaban en lugares como ríos y bosques, donde hay animales que mueren asfixiados a causa de ellas.
Reemplaza las bolsas de plástico por bolsas de tela o de papel. Tal vez al principio te olvides de llevarlas contigo para ir al supermercado, pero con el tiempo lograrás hacerlo un hábito.
Reparar o reciclar, en lugar de comprar; fundamental para frenar el consumismo
El ciclo del consumismo nos lleva a reemplazar rápidamente los objetos que compramos. A veces lo hacemos porque se ven gastados o simplemente porque queremos renovarlos. Por otro lado, no es raro que los bienes de uso duren cada vez menos. Esto se debe al fenómeno de la obsolescencia programada, por el cual los fabricantes utilizan materiales de menor calidad o componentes difíciles de reemplazar, para obligar a los consumidores a comprar un producto nuevo.
La gran rotación de los objetos materiales genera una enorme acumulación de desechos y contamina la Tierra, sobre todo por los plásticos, que tardan años en degradarse. ¿Quieres hacer algo para evitarlo? Es más fácil de lo que parece. Intenta reparar los objetos que se te rompan o recíclalos para extender su vida útil.
Reducir el uso del coche
La mayoría de los vehículos funciona con hidrocarburos como la gasolina y el gas natural. Su combustión provoca emisiones de dióxido de carbono, un químico que contamina el aire y adelgaza la capa de ozono.
Tú puedes ayudar a evitarlo, utilizando menos el coche o incorporando otras alternativas de transporte sostenible. Tienes varias estrategias sencillas al alcance de tu mano:
- Hacer los trayectos cortos en bicicleta.
- Usar más el transporte público.
- Combinar horarios con un amigo o familiar, para trasladarse en un solo coche.
- Comprarte un coche eléctrico para moverte en verde.
Como ves, no es tan difícil evitar el consumismo extremo para convertirte en un verdadero smart citizen. Ten en cuenta estas estrategias y estarás haciendo una contribución enorme al cuidado del planeta, mientras disfrutas de tu vida en la ciudad.
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